Las morsas poseen unos colmillos muy largos, pueden medir hasta un metro de longitud. No los utilizan para capturar a sus presas, sino para defenderse de los osos polares hambrientos o para salir del agua y subirse a las rocas. Se puede saber la edad de una morsa por la longitud de sus colmillos y por la decoloración de su piel.
La piel de una morsa tiene un grosor de 2 a 4 cm. Debajo tienen una capa de unos 8-10 cm de grosor de grasa.